De oligarcas eólicos a opositores oportunistas

Rubén Lorenzo.

Si uno hace un repaso histórico al proceso de implantación de diferentes industrias en Galicia y a los postulados que defendía cada formación política al respecto, le resultará fácil comprobar quién apostó en todo momento por el futuro y la riqueza de nuestra Comunidad y quien, por el contrario, siempre pensó sólo en su rédito electoral dejando de lado cualquier coherencia o interés ciudadano.

Y, en el caso concreto de la industria eólica, cada día está más claro quién trabaja por consolidar Galicia como una potencia en energías renovables y quién, por el contrario, pasó del apoyo máximo al bloqueo máximo en función de hacia dónde soplaba el viento.

El viento sopla ahora para el BNG en la dirección de oponerse a la instalación de parques eólicos bajo el argumento de un supuesto “expolio” de nuestros recursos naturales por parte de una “oligarquía”. Pero hace unos años soplaba en el sentido contrario y, a la vista de lo que conocimos en los últimos días a través de El Debate, hubo un tiempo en el que no les importaban tanto esos recursos siempre y cuando los oligarcas formaran parte de la órbita del independentismo gallego.

Las informaciones que se publicaron estos días dejan en evidencia los vínculos entre el BNG y los impulsores de la actual ofensiva judicial contra la tramitación de parques eólicos. Por una parte, empresarios que en su día eran adjudicatarios de contratos eólicos durante lo Bipartito y ahora ejercen de activistas antieólica en organizaciones ecologistas. Por otra, abogados de militancia nacionalista que se beneficiaban directa o indirectamente de esos mismos contratos y ahora firman gran parte de las demandas contra el mismo sector.

Un entramado que deja en evidencia, una vez más, el cinismo y la hipocresía de un BNG cuyo ecologismo finaliza donde comienzan sus intereses particulares en el sector de las energéticas. El cinismo y la hipocresía de un partido que, en definitiva, antepone siempre sus propios intereses a los de los gallegos y gallegas.

La ciudadanía gallega demanda —o por lo menos merece— unos representantes políticos con la integridad suficiente como para no poner en juego su futuro por meros intereses partidistas y que, sobre todo, en todo momento actúen con coherencia y transparencia. Especialmente cuando se trata de cuestiones tan importantes como la gestión de nuestros recursos energéticos.

Porque la coherencia y la transparencia deben ser los pilares sobre los que se construya la política energética de Galicia y es responsabilidad de todos los partidos políticos trabajar juntos para garantizar un futuro sostenible y justo para nuestra Comunidad.

En el Partido Popular hemos demostrado siempre un compromiso firme con el desarrollo de proyectos energéticos sostenibles que respeten el medio ambiente y beneficien a la sociedad. Ahora llegó el momento de que el BNG, empezando por Ana Pontón, aclare su postura y deje de lado unas contradicciones que solo sirven para confundir a la ciudadanía y obstaculizar el progreso de Galicia.

A vivenda, unha prioridade

Nicole Grueira.

A vivenda converteuse nun dos principais temas da axenda social e política actual. É un problema que afecta a toda a sociedade, pero que golpea con especial forza á mocidade que busca emanciparse.

Para moitos mozas e mozos galegos, atopar unha vivenda é unha tarefa complexa. Non é fácil encontrala a un prezo que nos poidamos permitir e por iso é fundamental tanto incrementar a oferta, para que baixen eses custes, como apostar pola vivenda pública.

Pero teño claro que os problemas, por complexos que sexan, non se solucionan con pancartas nin con ruído, senón con traballo, diálogo e políticas comprometidas.

Por iso cómpre lanzar unha mensaxe clara: a mocidade galega non está soa. O Goberno da Xunta é consciente da situación e está a actuar con decisión, poñendo en marcha medidas eficaces para darlle resposta a esta necesidade urxente.

Se es menor de 36 anos, xa coñeces algunhas das iniciativas pensadas para ti: axudas de ata 20.000 euros para mercar a túa primeira vivenda, a creación e ampliación do parque público de vivendas —reservando unha parte para a xente nova—, os aloxamentos compartidos ou o Bono Emancípate, que achega ata 3.000 euros para cubrir os primeiros gastos ao independizarse.

Ademais, o Goberno galego tamén facilita o acceso ao crédito, cubrindo o 20% do aval necesario para a hipoteca e aplicando bonificacións fiscais específicas. Todas estas accións, lonxe de ser promesas baleiras, están a materializarse co obxectivo de facer realidade un dereito fundamental: o dereito a un fogar digno. Mentres, o Goberno de Sánchez segue aplicando unhas políticas e unha Lei de vivenda que só trouxeron máis problemas.

Non debemos ver a vivenda como problema, senón como unha prioridade. Reverter esta situación non é doado, pero é posible. A Xunta está facéndoo, con compromiso e con accións reais, e desde o Partido Popular estámolo apoiando.

El rearme europeo: oportunidad de futuro para Galicia

Adrián Vázquez.

Hace una década, el entonces recién elegido secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, afirmaba que le «sobraba el Ministerio de Defensa». En el 2025, aquellas palabras han vuelto en forma de apagón: no solo eléctrico, sino también de coherencia política. La falta de confianza que generaban aquellas declaraciones recuerda a la incertidumbre vivida en España el día en el que de repente se fue la luz. Durante horas, millones de españoles buscaron respuestas en radios a pilas mientras la información oficial apenas llegaba y, paradójicamente, provenía antes desde Portugal que desde el propio Gobierno de España.

La lección aprendida debería ser que la política energética, como la de defensa, no puede estar atada a vaivenes ideológicos; pues, muy al contrario, requiere acuerdos, transparencia y mirada larga. Más ahora que la Comisión Europea ha lanzado el plan ReArm Europe, que contempla movilizar hasta 800.000 millones de euros mediante flexibilización fiscal, préstamos específicos y reorientación de fondos comunitarios para revitalizar este sector. El objetivo está claro: Europa debe tomar las riendas de su defensa y ser capaz de proteger sus intereses en un mundo del que Estados Unidos ha decidido aislarse. Un plan no solo orientado a aumentar nuestras capacidades militares, sino también a impulsar la innovación.

En este contexto, Galicia cuenta con todas las condiciones para ser una región clave para contribuir a este rearme. Nuestra comunidad entendió hace tiempo que la industria de defensa es una palanca de crecimiento y generación de empleo. La Xunta, con el anuncio de una inversión de 180 millones de euros esta década para impulsar el sector aeroespacial, de la seguridad y de la defensa, demuestra que tiene claro en qué mundo vivimos. Además, operadores como el astillero de Navantia o Urovesa consolidan a Galicia como un socio indispensable en la cadena de valor de la defensa europea. Todo ello sin mencionar proyectos calificados como estratégicos por la Comisión —como la mina de litio de Doade— que refuerzan una realidad industrial de la que nuestra comunidad puede estar muy orgullosa.

En definitiva, el ReArm Europe puede llegar a generar hasta 5.000 nuevos empleos en el sector e impulsar la participación de unas 200 empresas, muchas de ellas pymes, en la comunidad.

Pedro Sánchez, que parece haber redescubierto la importancia de la industria de defensa diez años tarde, debe avanzar hacia el lenguaje de la acción y la inversión concreta; la realidad internacional no espera a los cálculos ni a los tiempos de un presidente que juega al escondite con el Congreso y es incapaz de sacar adelante proyectos y presupuestos. El titubeo de Moncloa —siempre oscilante entre lo que dijo el Pedro candidato y lo que defiende el Sánchez presidente— no puede contravenir la urgencia de reforzar la autonomía estratégica europea y comprometer una oportunidad económica como esta.

El rearme europeo puede ser una bendición para Galicia, que lleva décadas haciendo los deberes.

Si el Gobierno central no lo estropea, los planes de la Comisión Europea permitirán que los gallegos se beneficien de una oportunidad histórica y podamos de esta manera presumir de contribuir como nadie a la seguridad de todos.

Galicia en grande

Nicole Grueira.

Galicia é hoxe unha terra con futuro. Unha comunidade que avanza con paso firme grazas á estabilidade política, á xestión eficaz e á confianza que os galegos e galegas seguen a depositar maioritariamente, eleccións tras eleccións, no Partido Popular de Galicia.

O recente Debate do Estado da Autonomía confirmou que Galicia está en boas mans. Mentres no Goberno de España reina a incerteza e existe unha dependencia de pactos fráxiles e intereses cruzados, na nosa Comunidade temos un executivo sólido, con rumbo claro, que coñece o territorio, escoita á cidadanía e actúa con responsabilidade. As medidas presentadas polo presidente Alfonso Rueda dan continuidade a un modelo de éxito: reforzo dos servizos públicos, apoio ás familias, impulso á actividade económica e loita decidida contra o desafío demográfico.

Temos un plan realista e ambicioso para a Galicia rural, para a Galicia que emprende, para a Galicia das novas xeracións. E fronte aos que viven instalados no NON permanente —como o BNG, máis preocupado en confrontar ca en construír—, o Partido Popular ofrece certezas, propostas e futuro. O NON do BNG só lles deixa ver unha Galicia en pequeno, unha Galicia que só os representa a eles.

Os populares galegos, en cambio, cremos na Galicia en grande, na Galicia que representa a todos os galegos; unha Galicia que avanza unida, sen exclusións nin fronteiras ideolóxicas. Unha terra que mira ao futuro con orgullo do que é e con ambición polo que quere ser. Esa é a Galicia que construímos desde o PPdeG e Novas Xeracións: con estabilidade, con diálogo e con feitos.

Galicia é presente, pero sobre todo, é futuro.

Incautos, intelixentes, malvados e estúpidos

Pedro Puy.

Reputado historiador económico, Carlo Cipolla (1922-2000) merece ser recordado por esa pequena xoia que nos legou, o Allegro ma non troppo coas súas coñecidas leis da estupidez humana. Cipolla clasifica aos humanos, o zoon politikon aristotélico, en función do resultado que cada persoa ten cando se relaciona con outra. Dado que unha persoa calquera, poñamos Usa, ao interactuar con calquera outra, digamos Ue, pode obter un beneficio o unha perda, son posibles catro resultados alternativos. Se Usa obtén unha perda e Ue unha ganancia, Usa foi incauto. Usa é intelixente se tras interactuar con Ue ambos sacan proveito. Se é Usa o que perde e Ue o que gaña, Ue foi malvado. E se ambos os dous perden… entón movémonos no ámbito da estupidez: o estúpido, define Cipolla, é o que causa dano a outra ou a outras persoas sen obter proveito para si mesmo, e incluso prexudicándose.

 A ciencia económica ten ben estudiados os efectos do proteccionismo comercial, que ten como expresión máis evidente, aínda que non única, o establecemento de aranceis. Estes impostos que gravan ás importacións desde outros países provocan, entre outros, dous efectos salientables. Na orde interna unha transferencia de renda, habitualmente desde o consumidor local do produto gravado ao produtor nacional dese mesmo produto (máis caro e peor). Esta lóxica é a que explica a decisión de Trump: protexer eses perdedores da globalización que lle votan masivamente, pero a costa de maiores prezos dos produtos que consumen todos os norteamericanos, provocando unha importante perda de benestar agregada ao conxunto. Pero hai outro efecto, este na orde exterior. As represalias arancelarias dos demais países e o feito de que os produtores dos bens gravados busquen mercados alternativos, provoca un efecto desviación do comercio. Ábrense novas canles comerciais, polo que o país que impón aranceis non só queda illado a curto prazo, tamén no futuro porque mesmo levantando os aranceis pode tardar en recuperar as liñas de subministro que os aranceis pecharon.

Trump acaba de dinamitar a orde comercial internacional coa imposición xenérica de aranceis fronte ao resto do mundo. Entre o ano 2000 e o 2023 o Producto Interior Bruto per capita dos Estados Unidos multiplicouse por 2,3 (pasou de 36.000 dólares a case 83.000, dados do Banco Mundial). O da Unión Europea multiplicouse menos, por 2 (de 23.000 dólares a 48.000 dólares). Semella que era unha situación intelixente, da que ambas partes sacaban proveito, e os Estados Unidos en particular xa que o diferencial débese ao incremento da produtividade.

Ao presentar os novos aranceis, Trump describiu á Unión Europea como malvada, e aos Estados Unidos como incautos. Moitos europeos pensan xustamente o contrario: que o malvado é Trump, e nós os incautos. O que estamos é diante dunha enorme estupidez. E como argumentaba Cipolla, o malo de quen fai unha estupidez é que non sabe que o é, polo que os seus resultados son devastadores. Á espera de que a intelixencia retorne á Casa Branca, a Unión Europea debería buscar interaccións intelixentes…. Mercosur ou a India non soan mal. Aínda que as estupideces poden xurdir en calquera parte.

Na sanidade, todos deberiamos remar no mesmo sentido

Encarna Amigo.

Vaia por diante que son unha defensora da sanidade pública galega, como profesional, como usuaria e como política do PPdeG, a formación na que as galegas e galegos confiaron para exercer a responsabilidade de goberno de Galicia.

Contamos na nosa comunidade cunha sanidade de excelencia, que sempre debéramos poñer en valor. Con todo, tamén é innegable que, especialmente a Atención Primaria, e no conxunto de España, enfróntase a un grave déficit de especialistas en Medicina Familiar e Comunitaria, un problema previsto desde 2018.

Naquel ano, o Goberno de Mariano Rajoy impulsou medidas para paliar a situación, pero tras a chegada do PSOE ao poder, estas quedaron sen aplicar. Desde entón, sucedéronse seis ministros de Sanidade sen tomar medidas efectivas, o que levou a que 13 comunidades autónomas, de diferentes cores políticas, incluída a nosa, Galicia, reclamasen reformas urxentes ao Goberno central, sen éxito.

En resposta á inacción do ministerio, a Xunta de Galicia adoptou medidas propias para mellorar a situación. Unha das máis innovadoras foi a creación dun sistema pioneiro de acceso a prazas de difícil cobertura mediante concurso de méritos, sen oposición, a través da Lei 2/2022. Grazas a esta medida, xa en 2022 se ofertaron 106 prazas, e ata a data cubríronse máis de 350 vacantes, incluíndo postos especialmente sensibles en hospitais comarcais.
Ademais, Galicia aumentou a oferta de prazas en formación MIR en Medicina Familiar e Comunitaria ata 207, máis do dobre das ofertadas polo Goberno bipartito en 2009 (88 prazas). Tamén se melloraron as condicións laborais dos titores MIR, con incentivos como a reserva de tempo na axenda, prioridade formativa e melloras na carreira profesional.

Ao mesmo tempo, o orzamento da sanidade galega tamén experimentou un aumento significativo. O presuposto do Sergas creceu un 45,8% dende 2009, pasando de 3.655 millóns a 5.331,75 millóns en 2025, cun incremento notable nos gastos de persoal (+43%). O número de profesionais sanitarios tamén aumentou en máis de 8.700 persoas desde 2008, chegando aos 45.000 en 2024.

A Xunta impulsou melloras nas condicións laborais dos médicos de atención primaria, como a actualización das retribucións por gardas e prolongacións de xornada, a redución progresiva da xornada anual en 112 horas e a compensación pola cobertura de vacantes. Ademais, nos últimos cinco anos convocáronse nove ofertas de emprego con case 9.000 prazas ofertadas.

En definitiva, Galicia fixo un gran esforzo, dentro das súas competencias, para paliar o déficit de médicos de familia, pero a solución máis efectiva depende da vontade do Goberno central. Por iso, a Xunta segue demandando medidas urxentes que garantan a cobertura de prazas e o fortalecemento da atención primaria en toda España.

A falta de médicos en Atención Primaria é responsabilidade, en gran parte, do Goberno Sánchez, que ignora as demandas das comunidades autónomas. Ante esta realidade, en Galicia, a oposición en lugar de apoiar as reivindicacións da Xunta e apoiar á poboación alíase cunha postura electoralista de ‘canto peor, para eles mellor’ promovendo mobilizacións, tensión e alarma social.

Coincidirán comigo que o que nos fai máis vulnerables é a falta de saúde. Esa é a razón polo que a sanidade debe ser coidada e valorada por todos, sen tentar obter beneficios políticos curtopracistas e demogóxicos á conta do benestar dos cidadáns e sen ter a valentía de reclamar ao Goberno de España que tome en serio a súa responsabilidade na procura de solucións. En defensa da sanidade pública todos deberiamos remar no mesmo sentido.

As mentiras e o custo de dicir NON a Altri

Noelia Pérez.

“Altri é unha macrocelulosa”. Esta afirmación é a primeira gran mentira que o BNG e o PSOE están a intentar difundir para enganar aos galegos e frear un investimento clave para Galicia. Pero, rotundamente, non o é: non estamos a falar dunha fábrica tradicional de pasta de papel, como algúns queren vender interesadamente, senón dun proxecto innovador centrado na produción de fibras téxtiles sostibles, aliñado coa economía circular e as esixencias ambientais da UE.

Porque convén dicilo todo: Europa ten unha alta dependencia das importacións de fibras téxtiles desde Asia, e aquí ofrécesenos a oportunidade de ser referentes nun sector en crecemento.

O material innovador que produciría, o lyocell, está a converterse na gran alternativa da industria téxtil. Non renuncia á calidade nin ao deseño, pero si reduce o impacto ambiental. Miren as etiquetas da súa roupa e verán como o lyocell emerxe como un tecido limpo, biodegradable e duradeiro, comparable ao liño ou a seda en comodidade e frescura. Pero o BNG e o PSOE prefiren o “non a todo a diario”, aínda que iso implique renunciar a emprego e desenvolvemento.

A segunda gran mentira é dicir que o seu rexeitamento é polo ben de Galicia: unha mentira con maiúsculas. Basta con ver as contradicións da esquerda: onde antes dicían “si” ao proxecto de Altri, agora din “non”. Ata hai pouco aplaudíano, pero hoxe critícano. Que mudou? Perder as eleccións autonómicas de febreiro do pasado ano.

Ademais, un PSOE sen rumbo decidiu entregarse ao nacionalismo. O seu secretario xeral, José Ramón Gómez Besteiro, apareceu hai uns días rodeado de bandeiras do BNG, deixando claro o que xa todos sospeitabamos: o socialismo galego converteuse nun peón e unha marioneta da estratexia nacionalista. E aínda hai máis: agora piden ao Goberno de Sánchez que lle negue a Galicia os fondos europeos.

Estou convencida de que, se este investimento estivese proxectado para o País Vasco ou Cataluña, os mesmos que hoxe o rexeitan estarían a se manifestar contra o Goberno galego por non conseguilo.

A terceira gran mentira é que o seu rexeitamento responde a razóns ambientais, especificamente á contaminación. Esa é a gran trampa. Con bulos e desinformación, infundieron medo no sector do mar, nas mariscadoras e noutros ámbitos, xerando unha alarma innecesaria que non se sostén nos feitos.

A verdade é que este proxecto representa unha oportunidade para o futuro de Galicia e non unha ameaza. En Europa vemos industrias similares impulsando o crecemento de rexións sen comprometer a natureza. En Galicia temos os mesmos controis e esixencias, e, con todo, aquí a esquerda decide que agora, mellor non. O BNG e o PSOE seguen a manifestarse contra un proxecto que pasou todos os filtros e probablemente sexa o máis analizado da Administración. Se isto non é oportunismo político, xa me dirán que é.

Cada ataque e manifestación contra Altri é unha mostra máis de que para a esquerda a súa prioridade non é o progreso de Galicia, senón o seu propio interese político. E hai unha pregunta que segue no aire: Cal é a alternativa de PSOE e BNG para crear emprego? Silencio absoluto. Sen empresas non hai alternativa.

O interese do Goberno galego en atraer industrias ten o obxectivo obvio de xerar emprego, evitar o despoboamento e dinamizar a nosa economía. Altri suporá miles de empregos directos e indirectos, e un investimento no futuro da nosa Comunidade e para o noso rural.

Por iso, quen hoxe boicotean este proxecto non están a frear a unha empresa, están a frear o futuro de Galicia. O desafío de crear oportunidades sostibles e competitivas segundo as necesidades do século XXI non é sinxelo, pero ese é o gran reto ao que Galicia se enfronta. O noso futuro constrúese con ambición, innovación e mirando cara a adiante.

Galicia está en perigo… de bulos

Paula Prado.

A miña terra, Galicia, está en perigo. En perigo de bulos e mentiras que ameazan o seu presente e poderían poñer en risco o seu futuro.

Na nosa memoria colectiva aínda está o acontecido, hai un ano, cun vertido de pélets. Houbo quen o comparou co Prestige e incluso falou dun “desastre ecolóxico” do que supostamente Galicia tardaría décadas en recuperarse. O problema é que que isto viña dos mesmos que argumentaban estas afirmacións con imaxes de peixes de Sri Lanka e con fotografías feitas nos Estados Unidos.

A historia repítese e os que agora falan dunha “bomba ambiental” son os mesmos que hai uns anos se rifaban por que Altri se instalase nos seus concellos da Mariña lucense e que, cando a empresa decidiu non instalarse en ningún deles, cualificaron a decisión de “traizón”. Igualmente, os que agora pretenden boicotear o acceso deste proxecto a fondos públicos son os mesmos que ata hai non tanto mesmo chegaron a comprometelos.

Os autores destes bulos pensaron nalgún momento no dano que lle fixeron ao sector do mar galego ou no dano que lle poden facer ao emprego de milleiros de galegos? Non. O único no que pensaron foi no posible rédito electoral que podían obter, nun caso, e en como afondar na súa estratexia de oposición, noutro. Pero non todo vale. E moito menos o ‘non’ a todo.

O éxito electoral desta estratexia de oposición quedou acreditado nas urnas o 18 de febreiro de 2024, cando os galegos e galegas confiaron maioritariamente nun Goberno que sempre anteporá o interese xeral sobre a ideoloxía e que non ten por que elixir entre xerar riqueza ou protexer o medio ambiente porque ambas cousas son compatibles.

Así o acredita a declaración de impacto ambiental obtida por un proxecto que, ao contrario do que os lectores lerán nas pancartas ou escoitarán nas manifestacións, nin suporá a eucaliptización de Galicia, nin botará auga fervendo aos ríos, nin agredirá recursos naturais, nin expulsará gases contaminantes, nin prexudicará ao Camiño de Santiago.

É un proxecto que creará máis de 2.500 postos de traballo, que contribuirá á loita contra a despoboación do rural e co que Galicia pode ser pioneira en facer da moda unha industria máis sostible. Un proxecto que está avalado medioambientalmente por 34 informes elaborados por 42 técnicos baixo criterios obxectivos e nos que se lle impoñen máis de 60 esixencias específicas, o triplo do habitual.

Alguén cre que na Europa do século XXI e coa normativa ambiental tan estrita que existe, algún goberno se atrevería a aprobar un proxecto que, segundo din os bulos, vai “envelenar” unha ría, un río, unha comarca e a toda Galicia? A crítica é tan esaxerada e manipulada que se descobre por si mesma.

Tanto o BNG como o PSOE sábeno, e por iso antes das eleccións apoiaban o mesmo ao que agora se opoñen con bulos e mentiras que supoñen o verdadeiro perigo para os galegos. Por iso Galicia si está en perigo: polos do ‘non’.

Galicia y su futuro industrial: progresar o perder el tren

Adrián Vázquez.

El rumbo vertiginoso de este mundo cambiante nos inquieta a todos. El futuro de nuestros empleos, el encarecimiento de la cesta de la compra o la inestabilidad geopolítica son preocupaciones compartidas por todos los gallegos y el conjunto de los europeos. Para subirnos al tren del siglo XXI, la Unión Europea nos exige una mayor autonomía estratégica, que pasa por reindustrializarnos, generar empleo y riqueza, y hacernos menos dependientes de terceros países.

Y Galicia tiene muy buenas condiciones para liderar esta adaptación. Somos una tierra llena de ideas y posibilidades, una región moderna e innovadora, con fuertes servicios públicos y una administración estable y que funciona. Pero, si queremos que Galicia siga siendo el mejor lugar del mundo para vivir, no podemos dejar pasar ninguna oportunidad.

En ese contexto, el proyecto industrial en Palas de Rei es una oportunidad única para fijar población y revitalizar nuestra economía en una zona con altos niveles de envejecimiento y que sufre la fuga de nuestro mayor capital: los jóvenes. Hablamos de una inversión de 1.000 millones de euros que generará 2.500 empleos en la segunda provincia más envejecida de España. Un tren rumbo al futuro que aúna innovación, empleo y sostenibilidad bajo un mismo objetivo: reindustrializar Galicia y, por ende, Europa.

Como es lógico, para seguir adelante, este proyecto —como cualquier otro— debe cumplir con una serie de condiciones medioambientales. Los técnicos de la Xunta están muy acostumbrados a realizar este tipo de procedimientos y nunca ha habido problemas. La declaración de impacto ambiental recientemente publicada confirma, tras un riguroso análisis técnico —34 informes de 42 técnicos—, que Altri cumple con los estándares medioambientales más exigentes.

Por ello es especialmente desconcertante ver cómo el BNG se enroca contra esta cuestión. Tres veces han preguntado a la Comisión Europea por este proyecto y tres veces la Comisión les ha dicho que los competentes para decidir la viabilidad del proyecto son los técnicos de la Xunta. No sorprende a nadie: Europa está llena de este tipo de industrias —en Austria, Suecia o Finlandia— y muchas de ellas han recibido fondos europeos. De hecho, Europa no nos está pidiendo más industria, nos la está exigiendo.

Yo tengo mi casa a 40 km de Palas de Rei y les aseguro que estoy muy tranquilo. No entiendo por qué el BNG llena las calles de pancartas, muchas de ellas hechas de la misma fibra textil que producirá Altri, mientras rechazan una inversión histórica para la tierra que dicen defender. La única explicación posible es su vocación de oposición: quieren permanecer en ella para siempre y no paran de invertir en ello. Al mismo tiempo, están empeñados en que volvamos a vivir en castros.

Con el BNG intentado matar moscas a cañonazos, el único que puede frenar este proyecto de interés estratégico es Sánchez. El Gobierno central tiene que desbloquear los fondos europeos correspondientes y facilitar las condiciones para que salga adelante. Sabemos que la única gallega que de verdad le importa a Sánchez es Yolanda Diaz, pero sería un escándalo que se atreviese a perjudicar a Galicia sólo por fastidiar a la Xunta y al PP.

En definitiva, Galicia cuenta con el talento, los recursos y la ambición necesarios. Ha llegado el momento de liderar la reindustrialización europea desde nuestra tierra. El tren ya está en la estación: es hora de pensar en el futuro de nuestra región, dejar atrás los gritos estériles y subirnos a él con decisión.

Os do non a todo en Galicia e si a todo en Madrid

Paula Prado.

España ten 17 comunidades autónomas, pero hai moito tempo que para o Goberno central só existe unha: Cataluña. Máis concretamente, só existe o independentismo catalán. O resto, Galicia incluída, importamos pouco a Pedro Sánchez e aos seus ministros, sobre todo naqueles territorios nos que o Partido Popular está á fronte.

A pasada semana pasou algo inédito: o luns tivemos que saber por Oriol Junqueras das negociacións sobre a condonación da débeda e, dous días máis tarde, vimos como Esquerra se encargaba de redactar a orde do día do Consello de Política Fiscal e Financeira. Pero, en ningún caso, Galicia pode ser comparsa do Entroido do independentismo catalán, e por iso o conselleiro Miguel Corgos, coa súa veteranía nestas trincheiras, levou a voz cantante e dixo “ata aquí”.

Máis que de condonar, estamos falando de condenar. Aceptaría vostede unha quita de 4.000 euros na súa hipoteca a cambio de firmar unha tarxeta revolving ou un préstamo lixo de 6.000 euros? Aceptaría esa quita de 4.000 euros na súa hipoteca mentres o seu irmán, que malgastou os aforros familiares, recibe un regalo de 100.000 euros? Quen no seu xuízo diría que si a calquera de ambas preguntas? Confiaría vostede a súa economía a quen lle recomendase esta ruína? Poría as contas de Galicia, a súa facenda pública, nas mans de alguén así?

A pesar do que afirma o Goberno de Sánchez, non se vai condonar nin un só euro: vaise trasladar a débeda e mutualizala entre todos os españois, con independencia da xestión de cada goberno autonómico. Por iso, por suposto que é un negocio que a Galicia non lle convén. Quen diga que con isto gañamos algo, ou non sabe facer as contas ou, directamente, non está a contar a verdade.

Non podemos defender que a nosa comunidade teña que cargar con 600 millóns de débeda pública de todas as comunidades a cambio de aforrarse 42 millóns en xuros. Porque a débeda non desaparece, senón que se asumirá entre todos os españois e, de feito, suporá que cada galego deba pagar 220 euros máis. E por moito que a oposición insista nos seus argumentos, a condonación non implica nin un euro máis de nova capacidade de gasto, e non se pode reinvestir en educación ou sanidade.

Pero, lamentablemente, o BNG e o PSdeG están encantados de participar do Entroido independentista. Ana Pontón e Xosé Ramón Gómez Besteiro din non a todo en Galicia e si a todo en Madrid, contribuíndo co seu servilismo a soster o goberno máis lesivo para a nosa comunidade autónoma desde a restauración da democracia. As galegas e os galegos dixémolo claro o 18 de febreiro de 2024 e dicímolo claro hoxe: si a Galicia!