Adrián Vázquez.
Hace una década, el entonces recién elegido secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, afirmaba que le «sobraba el Ministerio de Defensa». En el 2025, aquellas palabras han vuelto en forma de apagón: no solo eléctrico, sino también de coherencia política. La falta de confianza que generaban aquellas declaraciones recuerda a la incertidumbre vivida en España el día en el que de repente se fue la luz. Durante horas, millones de españoles buscaron respuestas en radios a pilas mientras la información oficial apenas llegaba y, paradójicamente, provenía antes desde Portugal que desde el propio Gobierno de España.
La lección aprendida debería ser que la política energética, como la de defensa, no puede estar atada a vaivenes ideológicos; pues, muy al contrario, requiere acuerdos, transparencia y mirada larga. Más ahora que la Comisión Europea ha lanzado el plan ReArm Europe, que contempla movilizar hasta 800.000 millones de euros mediante flexibilización fiscal, préstamos específicos y reorientación de fondos comunitarios para revitalizar este sector. El objetivo está claro: Europa debe tomar las riendas de su defensa y ser capaz de proteger sus intereses en un mundo del que Estados Unidos ha decidido aislarse. Un plan no solo orientado a aumentar nuestras capacidades militares, sino también a impulsar la innovación.
En este contexto, Galicia cuenta con todas las condiciones para ser una región clave para contribuir a este rearme. Nuestra comunidad entendió hace tiempo que la industria de defensa es una palanca de crecimiento y generación de empleo. La Xunta, con el anuncio de una inversión de 180 millones de euros esta década para impulsar el sector aeroespacial, de la seguridad y de la defensa, demuestra que tiene claro en qué mundo vivimos. Además, operadores como el astillero de Navantia o Urovesa consolidan a Galicia como un socio indispensable en la cadena de valor de la defensa europea. Todo ello sin mencionar proyectos calificados como estratégicos por la Comisión —como la mina de litio de Doade— que refuerzan una realidad industrial de la que nuestra comunidad puede estar muy orgullosa.
En definitiva, el ReArm Europe puede llegar a generar hasta 5.000 nuevos empleos en el sector e impulsar la participación de unas 200 empresas, muchas de ellas pymes, en la comunidad.
Pedro Sánchez, que parece haber redescubierto la importancia de la industria de defensa diez años tarde, debe avanzar hacia el lenguaje de la acción y la inversión concreta; la realidad internacional no espera a los cálculos ni a los tiempos de un presidente que juega al escondite con el Congreso y es incapaz de sacar adelante proyectos y presupuestos. El titubeo de Moncloa —siempre oscilante entre lo que dijo el Pedro candidato y lo que defiende el Sánchez presidente— no puede contravenir la urgencia de reforzar la autonomía estratégica europea y comprometer una oportunidad económica como esta.
El rearme europeo puede ser una bendición para Galicia, que lleva décadas haciendo los deberes.
Si el Gobierno central no lo estropea, los planes de la Comisión Europea permitirán que los gallegos se beneficien de una oportunidad histórica y podamos de esta manera presumir de contribuir como nadie a la seguridad de todos.