25, febreiro, 2020. El presidente de PPdeG, Alberto Núñez Feijóo, afirmó que tiene “la ilusión, las ganas y voluntad de que, como tantas otras cosas, logremos superar esa política de bloques en España empezando por Galicia”. Así se expresaba en el desayuno informativo de Nueva Economía Fórum celebrado en Madrid, donde expuso que a él lo encontrarán en el camino de la moderación, del entendimiento y del encuentro. “Contra el extremismo, la confrontación y el lío permanente siempre me rebelaré”, añadió.
Allí, el presidente garantizó que quiere emprender nuevas cosas para una tierra que es futuro y ser parte del futuro de nuestra nación, que quiere hacerlo con pleno respeto a la España de la que forma parte “y con la autonomía leal que nos ha permitido prosperar”, con el aval de haber defendido Galicia durante todos estos años y con la libertad de deberse solo a los gallegos. “Quiero hacerlo para seguir dándole a mi tierra estabilidad, para seguir dejando Galicia al margen del lío político nacional. Porque en España se ha instalado una política de bloques que no conduce a ninguna parte y que tenemos que superar”, insistió.
LIBRE, EXIGENTE E INCONFORMISTA
“Del mismo modo que pensamos que España está por encima del partido que conforman en Gobierno, también creemos que Galicia está por encima de cualquier partido, también del mío”, subrayó manifestando que la Comunidad que respalda al PP es libre, exigente e inconformista.
Al respecto, incidió en que la unidad que se ha forjado en torno al PPdeG no es de siglas huecas sino de gentes, pensamientos, ideas y objetivos. “Ahí estriba la diferencia fundamental entre el espacio del galleguismo reformista que es punto de encuentro de la mayoría de los gallegos, y el formado por el resto de partidos, sumidos en un crónico minifundismo que confluye, diverge, se alía y se separa sin cesar”, destacó.
Sobre esto, se refirió a las fórmulas que se han intentado importar con escaso éxito a la Comunidad: un nacionalismo independentista y un anti-nacionalismo. Según recalcó, ambos extremos coinciden en su exclusivismo, ya que si unos entienden que la única forma de ser gallego es la suya, los otros se empecinan en no admitir otra forma de ser español que la que establecen. Así, mientras ambos cometen el error de pensar que ser gallego y español es incompatible, Feijóo admitió que él no entiende Galicia sin España ni España sin Galicia.
Además, cuestionó que estas formaciones no quieren ni a Galicia ni a España sino que se las apropian mientras, por el contrario, los populares creen en identidades incluyentes que suman y multiplican en lugar de restar y dividir. De hecho, evidenció que el modelo gallego es el único que ha combatido al nacionalismo excluyente, poniendo como ejemplo que Galicia es la nacionalidad histórica donde la lengua autóctona es más utilizada y es más transversal, algo que debiera hacer reflexionar a quienes ven en este modelo una especie de pasarela hacia el independentismo, y no su mejor antídoto.
Durante su intervención, el presidente apuntó que comparte la opinión de quienes temen una distorsión del Estado de las Autonomías como pago por la ilusoria estabilidad del Gobierno. Por ello, desconfía de aquellos que especulan con vagos federalismos al tiempo que actúan como el peor de los centralismos -negando el desembolso de cantidades adeudadas a las Autonomías-; y recela de ideas frívolas y peligrosas, como contar cuántas naciones somos.
En ese sentido, lamentó que, mientras pasa todo eso, se ignore la gravedad de otros asuntos que exigen determinación y prontas decisiones, como la necesidad de un abaratamiento del precio de la energía para que las empresas electrointensivas no se vayan de nuestros territorios.
GALICIA ES LA PRUEBA
Como señaló el líder del PPdeG, Galicia es la prueba de que sí es posible un autonomismo constitucional útil y arraigado en la sociedad; de que se puede evitar que los populismos de uno y otro signo se apoderen de la ciudadanía; de que el pleno desarrollo cultural y lingüístico de un territorio con personalidad propia no fragmente a sus habitantes, no cree muros ni separaciones, ni lo aleje de España; y de que la autonomía tienda puentes con el exterior en lugar de levantar barreras.
De igual modo, criticó que con demasiada frecuencia se olvida que la deslealtad hacia la Constitución no es norma sino excepción en el conjunto de la España de las Autonomías, explicando que, gracias a numerosos acuerdos con comunidades vecinas, existe un talante de cooperación que sobrepasa cualquier diferencia ideológica. Tal y como especificó, se ha llegado a tratos vigentes en materia de financiación autonómica o en la lucha contra la despoblación, así como, hace escasos días, Galicia consensuó con Asturias y Cantabria alegaciones conjuntas para que el estatuto de apoyo a la industria electrointensiva.
Como aseguró, hay que dejar de premiar a los que le toman el pelo al conjunto de los españoles y de agraviar a los que no lo han hecho nunca, ya que puede llevar a algo tan peligroso como que presidentes autonómicos crean que es más rentable comportarse como Torra. “Y todavía sería peor que, por contentar a los que nunca verán nada suficiente salvo la independencia, se implante una España asimétrica que privilegie territorios y olvide que todos los ciudadanos son iguales y merecen las mismas oportunidades y los mismos servicios, con independencia de dónde vivan”, sentenció.